OSNIs
(Objetos Submarinos No Identificados)
LEYENDA Y TESTIMONIO DE CONTACTADOS
Como hasta el año 1947 prácticamente nadie había oído hablar de los OVNIs, nadie se atrevió a relacionar con ellos algunos fenómenos extraños que se habían producido en los mares o en sus proximidades. Y, sin embargo, los antiguos navegantes testificaron muchas veces, ante la incredulidad de sus oidores, que habían visto salir de las profundidades marinas imponentes esferas, o ruedas, muy luminosas, que se elevaban enseguida hacia las inmensidades del cielo; o habían contemplado estupefactos cómo cruzaban por debajo de las quillas de sus embarcaciones indefinidas estructuras - tendentes siempre a ser redondas - llenas de luz, a velocidades impensables para aquellos tiempos. Y estos relatos no se produjeron solamente a partir de que los barcos se adaptaron a la navegación oceánica para llevar a cabo la gesta del Descubrimiento, en las inmensidades del Atlántico, donde muy pronto se hizo célebre, tristemente célebre, el triángulo de las Bermudas o el mar de los Sargazos. Siglos antes, cuando las singladuras eran más cortas, porque se llevaban a cabo en las zonas próximas a las costas o, como mucho, en el Mediterráneo, también los marinos contaron cosas fantásticas, que después han resultado menos fantásticas, acerca de objetos submarinos - monstruos, fueron llamados en muchas ocasiones - que a veces salían a la superficie, y se elevaban volando perdiéndose de la vista rápidamente.
Ya se sabía que los marineros son dados a la fantasía. Por eso, y porque los hechos que contaban eran increíbles, no les hicieron caso en su tiempo. Hoy, sin embargo - al menos en muchos casos - habría que darles la razón; porque muchos hechos están confirmando aquellas historias.
LA ISLA DE SAN BORONDON
Las crónicas antiguas hablaron de ella en varias ocasiones y ya en el siglo XVI se sabía de su existencia. Pero muy pocos la habían visto. Se trató, durante siglos - y todavía realmente habría que considerarla así - más de una leyenda que de una realidad contrastada. Sin embargo, algunos hechos, contemplados con la perspectiva que hoy podemos tener, sobre todo si nos referimos a la fenomenología OVNI, nos dan mucho que pensar. Entremos con mente abierta en el meollo del asunto.
Resulta que en la zona de las islas Canarias, en diferentes lugares pero preferentemente en las proximidades de la isla del Hierro, y a juzgar por los lugareños que han mantenido la tradición de los sucesivos relatos acerca de su existencia, de vez en cuando emerge, como por arte de magia, una isla nueva, mucho más pequeña que las demás, y luego, en un lapso de tiempo variable pero que nunca se extiende más allá de unas pocas horas, desaparece. Como si las aguas se la tragaran, sin dejar rastro. Ninguna perturbación en la superficie de los mares, ninguna agitación previa, avisa que el fenómeno se va a producir. No es predecible, por lo tanto, el fenómeno. Y su hundimiento debe ser tan lento, tan majestuoso, que las aguas no se inquietan en absoluto. Una isla mágica ésta llamada de San Borondón, que ya conocían, y a la que probablemente rendirían culto - o por lo menos asombro - los recios guanches primitivos pobladores de las Canarias. Hay mucha magia en esas islas; de eso no cabe duda. Y sucede que, a veces - y en Canarias con frecuencia - la magia se concreta en realidades fantásticas. Los mitos se hacen realidad.
Durante el siglo pasado, la isla de San Borondón apareció, por lo menos dos veces. Y nosotros hemos tenido la suerte de dialogar con un testigo de excepción de la última: Machín Padrón, un hombre que fue capaz de guardar toda la isla del Hierro en su corazón, y también toda su historia, sus leyendas y sus realidades. Fue durante los años 50. Nuestro testigo informador fue avisado una madrugada del prodigio por unos campesinos amigos suyos que vivían en la parte más alta y más al norte de la isla. Lo despertaron - nos contó - para que pudiera contemplar en medio del mar, entre el Hierro y La Gomera, una nueva tierra de la que los más viejos guardaban el recuerdo. A caballo, ascendieron lo más aprisa que pudieron hasta el lugar idóneo, al que llegaron ya con el Sol bastante alto. Era un día despejado, sin nubes, y con una visibilidad perfecta... ("SIGUE LEYENDO")
Tuvimos la suerte de recibir de labios de Machín Padrón el relato de lo que vio aquel día lleno de asombro. Y lo hicimos en el mismo lugar en el que él estuvo contemplando los hechos. Desde casi los 2000 metros de altura en que nos encontrábamos, el mar quedaba abajo, a nuestros pies, y a lo lejos, mas perfectamente, se veían las islas de La Palma y Gomera.
Muy cerca, los acantilados que conservan valiosísimos petroglifos con los mensajes que los guanches nos transmitieron en piedra, todavía indescifrados, y albergan a una ya escasa población de lagartos, inmensos, oscuros, esquivos, restos de una raza extinguida en todo el mundo.
¿UNA PLATAFORMA METALICA?
Nos contó nuestro informante que él era el único superviviente de la isla del Hierro que había tenido la suerte de contemplar, y lo hizo durante varias horas, la mítica isla de San Borondón, que no era mito - porque él la estuvo contemplando - sino real. Y, si nos atenemos a su relato, repleto de detalles valiosos, la isla en cuestión es un territorio extraño. Le fue difícil a Machín Padrón determinar su extensión, pero la calculó en no inferior a los dos kilómetros de diámetro; en el caso de que fuera circular, que él creía que no, que era alargada. No distinguió vegetación, parecía que era una superficie lisa y de color plomizo, más elevada por uno de los extremos, en el que daba la sensación de que había edificios de estructuras totalmente geométricas, unas protuberancias rectangulares que iban decreciendo a medida que avanzaban hacia el interior. Es decir, a lo que más se parecía lo que estuvo contemplando el testigo del prodigio aquella mañana era a la cubierta de un portaaviones o de otra imponente nave semejante. No observó tampoco ningún tipo de movimiento sobre aquella plataforma detenida entre las tres islas; ningún cambio de color, nada. Tranquilidad absoluta. Aquella extraña isla emergida como por arte de magia parecía estar desierta.
Duró varias horas la contemplación, más de medio día. Ya al atardecer, la isla comenzó a hundirse; o así se deducía, porque se veía cada vez en menor altura y extensión. Finalmente, después de unos minutos, las aguas del mar quedaron tersas y tranquilas tras engullirse aquella mole inmensa. Todo en calma. Como si nada hubiese sucedido.
Digamos, porque ya va siendo el momento, que, a juzgar por la gran cantidad de avistamientos que así parecen confirmarlo, si existen bases submarinas de OVNIs, en las islas Canarias hay una. Así lo aseguran muchos investigadores; y lo corroboran algunos contactados de privilegio que aseguran haberla visitado con detenimiento, como ya veremos más adelante. Pero regresemos a la isla de San Borondón. La leyenda la sitúa en las proximidades de Canarias; y, sin embargo, algo semejante - y decimos algo porque probablemente de ser verdad el fenómeno no se trate de una isla - ha sido visto, en varias ocasiones, cerca de la costa norte de la isla de Mallorca, en pleno Mediterráneo, por vecinos de Sóller, desde las alturas de las montañas que separan esa zona de la costa de las regiones del interior.
Coincidiendo con auténticas oleadas de avistamientos de OVNIs, muchos de los cuales fueron vistos salir y/o entrar en el mar, se vio a veces desplazarse una inmensa plataforma repleta de luces - demasiado grande para ser un barco por grande que este pudiera ser - a una gran velocidad, imposible de alcanzar por un navío, en una trayectoria paralela a la costa, hasta perderse en la lejanía a los pocos instantes. En muchos puntos es similar la descripción que hacen los testigos de esta plataforma de Mallorca a la que nos proporcionó nuestro testigo de la isla del Hierro. Machín Padrón vio la isla de San Borondón de día, y durante muchas horas, por lo que su descripción es más rica en detalles, y más precisa; los testigos de Sóller la vieron de noche, en movimiento y en la oscuridad.
Lo primero que a uno se le ocurre pensar es que tal vez se trate del mismo fenómeno, de la misma isla o lo que sea. Pero sucede que si las islas se mueven es que no son islas; y dos míticas San Borondón son ya mucho mito. Si admitimos los testimonios - y no hay más remedio que hacerlo, porque son muchos y algunos muy documentados por fotografías y otras comprobaciones - de gente que ha visto OVNIs salir y entrar en los mares, no es descabellado comenzar a plantearse la posibilidad de la existencia de bases submarinas, donde esas naves reposten, se escondan, sean reparadas, y donde haya lugar para el descanso de los tripulantes. Es más: si es verdad que estamos siendo visitados asiduamente por seres procedentes de otros planetas, casi hay que juzgar necesario que haya en la Tierra bases; lo mismo que las hay - al parecer - en Ganímedes y en la Luna, por no citar más que un par de ejemplos.
De la Tierra, el lugar más seguro para esconderse es, sin duda, el fondo del mar.
¿PLANETA TIERRA O PLANETA AGUA?
La relación que pretenden establecer los investigadores entre los OVNIs y el agua, se establece sola; y está establecida desde siempre. Recordemos que estamos hablando de un planeta que en verdad debería llamarse Mar, o Agua, en vez de Tierra, ya que los océanos y mares ocupan una extensión equivalente a las tres cuartas partes de la superficie total. Este hecho nos pone en disposición de afirmar que cualquier fenómeno de avistamiento OVNI se producirá con mayor probabilidad sobre la masa de agua que sobre la tierra. Y de hecho así parece haber sucedido a lo largo de la historia. Hay un hecho cierto, que nadie puede negar: tan gran proporción de agua existente en la Tierra provoca que la misma esté cubierta por la masa líquida en una extensión de 350 millones de kilómetros cuadrados. Es decir, que el hombre desconoce las tres cuartas partes del planeta que habita, no sabe lo que hay bajo las aguas, unas aguas de mares y océanos para las que puede estimarse una profundidad media de unos 4.000 metros.
De una época contemporánea nuestra, o muy próxima, hay abundantes relatos de extraños fenómenos acaecidos sobre o en las aguas marinas, que hoy definiríamos como fenómenos debido a la presencia de los OVNIs. Charles Fort, en su obra "El libro de los condenados" recoge varios, algunos de los cuales no nos resistimos a mencionar, aunque sea de pasada.
El día 24 de febrero de 1885, por ejemplo, en un lugar situado entre Yokohama y Victoria (Australia), un tripulante del bergantín "Innerwich" había visto cómo se encendía el cielo. Avisó al capitán del barco, quien subió a cubierta para contemplar el fenómeno. La luminosidad era intensísima, y provenía de "una gran masa ígnea" que había hecho su aparición sobre el barco, y que se precipitó en el mar. Debía tratarse de una masa respetable, a juzgar por la perturbación que causó: levantó unas olas gigantescas que zarandearon el bergantín como si se tratara de una cáscara de nuez. El mismo Fort admite la posibilidad de que se tratara de un bólido, en este caso. Sin embargo, hay que negar la misma respuesta al objeto que fue observado el 12 de noviembre de 1227 en unas aguas cercanas al cabo Race desde un vapor inglés llamado "Siberian". En esta ocasión, el objeto fue descripto por los marineros testigos como una bola, que surgió del mar y se elevó hasta alcanzar una altura de 15 metros, dirigiéndose a continuación primero hacia el barco, y alejándose después despacio. Fue visible durante más de cinco minutos. El capitán de este navío afirmó que no era la primera vez que veía objetos parecidos.
Años antes de estos avistamientos recogidos por Charles Fort, el 22 de marzo de 1870, la tripulación íntegra del barco inglés "Lady of the Lake" observó durante un viaje a la zona ecuatorial del Atlántico un extraño objeto, de forma lenticular, del que sobresalía una especie de apéndice; se desplazaba en contra del viento reinante, y pudo ser contemplado durante más de una hora. Tal vez deba ser considerado este caso como el primero en que se habla de la forma de platillo, o de lenteja, de una manera abierta.
Otros avistamientos importantes de OSNIs en el mar se produjeron unos años después. En efecto, el 15 de mayo de 1897 el comandante de otro buque inglés fue testigo de un fenómeno que se ha repetido mucho: la presencia de ruedas luminosas que suelen aparecer girando bajo las aguas.
Era el comandante J. E. Ringle, que se encontraba a bordo del buque de guerra "Vulcano", en el golfo Pérsico. La observación comenzó divisando unas ondas luminosas bajo las aguas, las cuales se desplazaban con enorme rapidez, pasando por debajo del navío. Eran una especie de ruedas giratorias, gigantescas, de radios luminosos. Eran en total dos ruedas, las cuales giraban en sentido contrario, siendo también contrario su camino: una iba en dirección este-oeste, y la otra a la inversa. "Estas ondas luminosas - informó el marino - iban desde la superficie hasta gran profundidad bajo las aguas".
Algunas observaciones más recientes han confirmado la presencia de estas gigantescas ruedas bajo las aguas. Y, aún a sabiendas de romper la coherencia de nuestro relato, haremos una parada para referir unos sucesos singulares, y muy actuales.
UN EXTRAÑO EDIFICIO SUBMARINO
En las islas Canarias ya mencionadas, que son uno de los puntos más calientes en todo lo que se refiere a la fenomenología OVNI, y desde hace unos años, se vienen produciendo unos hechos tan insólitos que incluso parecen superar lo más atrevido que pueda brindarnos la ciencia-ficción. Todo comenzó con el establecimiento de un contacto, que actualmente es fácil lograr telepáticamente, o por medio de la "Oui-Ja". Es el tipo de contacto que más se repite; y por eso lo vamos a describir. Si es mediante la telepatía, todo consiste en concentrar el pensamiento en la voluntad de entrar en contacto con los tripulantes de los OVNIs. A veces, ellos entienden la llamada, y acuden. Es fácil entonces que citen a la persona contactada - ya contactada - en algún lugar apartado, y a una hora determinada; lugar y tiempo en el que aparecerán, haciendo visible un OVNI que dejará perplejo al testigo. La comunicación se repetirá, y las citas; y los encuentros aumentarán.
Si se intenta establecer el contacto con ayuda del juego de la "Oui-Ja", el vaso se desplazará sobre el tablero y comunicará que el enlace se ha establecido; luego probablemente se repetirá lo de la cita y el avistamiento. Ese suele ser el comienzo. Aunque no hay que descartar muchos casos en los que los tripulantes de los OVNIs eligen a la persona a la que desean contactar, y lo hacen directamente por telepatía o por cualquier otro medio, alguno en verdad absurdo. Nuestro consejo, en cualquier caso, es que no se intente contactar. No se sabe nunca cómo puede terminar la historia.
Volvamos a los sucesos de Canarias. Las personas contactadas a veces lo son de manera individual, pero otras veces en grupo. Una vez establecida la cita, en varias ocasiones - a decir de los contactados - sucedió lo siguiente: llegados al lugar convenido, un sitio apartado, que si es en la isla de Tenerife estará en las estribaciones del Teide - en Las Cañadas o Valle de Ucanca - o en alguna playa del sur, a la hora prefijada aparecerá un OVNI. No se trata de una nave envuelta en luz que llegue iluminando la noche, no; los contactados sentirán que sobre ellos se cierne una espesa sombra, que es precisamente la sombra de una imponente estructura metálica que se ha situado sobre sus cabezas. Las cosas hasta ese momento han sucedido en el más absoluto de los silencios.
Penetran los contactados en el OVNI por una abertura que existe en la parte inferior; y entonces la nave se pone en movimiento y parte, ellos no saber hacia qué lugar. Saben que van volando porque notan un leve balanceo. Unos minutos más tarde, tienen la impresión de que el OVNI ha penetrado en el agua, porque han sentido el blando impacto y ha cambiado el tipo de balanceo. El viaje submarino dura muy poco; los contactados no pueden precisar cuánto. Hasta que se produce un leve choque con algo que debe ser metálico, y que suena.
Tras el leve impacto, se producen una serie de pequeños movimientos, seguidos de ruidos característicos, que quienes han vivido la experiencia identifican con las maniobras de acoplamiento. Seguidamente, los tripulantes de la nave les invitan a ingresar por una especie de portezuela, por la que acceden a un enorme y complejísimo edificio - con otras palabras sería difícil definir la estructura de aquella construcción - compuesto por una serie de nódulos que se repiten por grupos. En su conjunto, semeja un conjunto de ruedas superpuestas, todas ellas fijas a un eje común, del que parten en cada una de ellas unos pasillos que serían a modo de radios en la rueda de un carro. El eje central, que es la parte más importante del edificio, es un amplio cilindro en el que se suceden varias plantas o pisos, tantos como ruedas; está comunicado con la parte circular de la estructura, las ruedas propiamente dichas, por pasillos, que son los radios. Los círculos están compuestos por un pasillo central a cuyos lados se suceden los salones. Todo ello tremendamente funcional, limpísimo, absolutamente aséptico. El número de plantas o de "ruedas" que se superponen de manera horizontal conformando el imponente edificio ha sido difícil de precisar, estimándose que se halla en torno al 14.
Bien. Ya estamos dentro con los contactados. ¿Qué hay allí? En primer lugar, muchos seres que trabajan de modo afanoso y ordenado, cada uno en su especialidad, en las estancias que se suceden a lo largo de la curva de las ruedas. Junto a ellos - es decir, junto a los extraterrestres -, hay también un buen número de hombres y mujeres, algunos de los canales llevan allí residiendo años. Incluso, algún personaje considerado desaparecido ha sido visto y reconocido allí por algunos visitantes.
Concluida la visita, durante la que - obviamente - los visitantes sólo ven lo que sus anfitriones tienen a bien mostrarles, regresan a la misma nave que los transportó hasta allí, y realizan un corto viaje de regreso, tras el que son depositados en el mismo lugar en que dio comienzo la aventura.
Los contactados de Canarias han visitado varias veces esta base submarina; y lo siguen haciendo. Y se ha dado el caso curioso de que algunos contactados, que se han conocido estando en el interior de la base, después se han reconocido en la calle, casualmente. Lo cual refuerza la veracidad de los hechos.
Si esto que cuentan los contactados de Canarias es absolutamente cierto, está claro que los tripulantes de los OVNIs están estableciendo, además de contactos, acuerdos de colaboración con los seres humanos. En cualquier caso, la realidad de esta base vendría a dar visos de realidad a la existencia de este tipo de establecimientos.
LOS OSNIS DE MALLORCA
Pero ciertamente, en lo que a OSNIs se refiere, la isla de Mallorca no se queda a la zaga en importancia con respecto a ningún otro punto "caliente" de la Tierra. En varias ocasiones, los buzos profesionales que trabajan en las aguas cercanas al puerto de Sóller, han visto desplazarse bajo las mismas a unos extraños artefactos de forma esférica, que hacen al rozar con la masa líquida un ruido especial. En otros casos, han escuchado el ruido, pero no los han llegado a ver. Parece que la presencia de los OSNIs en aquella zona es abundante, y frecuente.
Sin embargo, el fenómeno más espectacular que ha podido ser contemplado en aguas de Mallorca fue como sigue: se comenzó viendo cómo se iluminaba cada vez con mayor intensidad el agua del mar desde las profundidades. Una amplia zona de la superficie se veía llena de luz, una luz que brotaba de abajo, de un color anaranjado, muy intensa. Lo que se movía y acercaba desde el fondo debía ser enorme. Y efectivamente lo era, porque de pronto comenzó a emerger una esfera semitransparente, de una luminosidad lechosa. Muy lentamente salía de las aguas, hasta quedar suspendida finalmente sobre las mismas. Muy claramente podía contemplarse el fenómeno desde muchos lugares. Pero no era eso todo: dentro de la gran esfera semitransparente se veían tres esferas más pequeñas, de color rojizo, que giraban ellas mismas y efectuaban giros entre sí. Súbitamente, se vio a una de estas esferas más pequeñas salir disparada, perdiéndose en la lejanía en unos instantes, a una gran velocidad; luego salió despedida otra esfera, y finalmente la tercera, ésta precisamente para seguir el rumbo de un avión comercial que había sobrevolado Sóller unos minutos antes. Luego, la esfera luminosa grande fue desvaneciéndose, perdiendo luz y forma hasta desaparecer del todo. La noche quedó tranquila, y el mar en calma, como si nada hubiera ocurrido en sus aguas.
Minutos más tarde, tal vez una hora, hizo su aparición, a gran velocidad, una pequeña esfera de color anaranjado; luego otra, que llegaba procedente de otra dirección; y finalmente la tercera. Cada una de ellas parecía girar sobre su propio eje; pero luego se reunieron y dieron comienzo a unas maniobras de giro entre ellas mismas. Entonces, poco a poco, se fue formando una gran esfera de color lechoso, luminosa, en torno a las tres esferas pequeñas. La esfera grande pareció hacerse más consistente y más opaca. Dentro de ella, las esferas pequeñas no dejaban de girar. Y así, la gran masa luminosa se fue sumergiendo paulatinamente hasta desaparecer bajo las aguas. Todavía continuó estando el mar iluminado por el interior, pero la luz se fue mitigando poco a poco y, poco después, todo quedó a oscuras y en silencio.
EL ISLOTE DE GUARAJA
En el estado de Sao Paulo (Brasil), concretamente en Guarajá, sucedió un episodio interesantísimo que ilustra muy bien esta faceta referida a las bases submarinas y a los OSNIs. Fue el 10 de enero de 1958, y el principal testigo de los hechos fue el capitán Crisólogo Rocha, el cual se hallaba cuando acaecieron los hechos acompañado de su esposa tranquilamente sentado descansando en el porche de su casa, en la localidad antes mencionada.
Se encontraba el capitán observando con sus prismáticos el horizonte del Atlántico, cuando, vio algo que sin duda debía ser un islote, puesto que se elevaba algo sobre la superficie del mar. Sin embargo, observándolo con mayor atención, aquello no podía ser un islote. Aparte de que allí no había tal islote antes, el ya lo hubiera visto. ¿Qué era aquello, entonces? Lo que en principio creyó un islote era en realidad un objeto de color gris claro conformado por dos partes bien diferenciadas. Llama la atención el capitán a unos vecinos, y todos se dedican a observar el extraño objeto. Entonces parece que aquello se sumergió un poco, porque desapareció de la vista de todos. Sin embargo, al paso de un gran barco, se removieron las aguas próximas y luego aquello reapareció. Se trataba, en efecto, de dos estructuras, unidas entre sí por varias estrechas columnas verticales, visibles incluso sin el uso de los prismáticos.
Estas columnas parecían contener un número indeterminado de objetos que se desplazaban por su interior, subiendo y bajando, pero sin sobrepasar los límites de sus contenedores. Transcurridos escasos minutos de observación, las dos estructuras parecen unirse y desaparecen de nuevo bajo las aguas. Avisadas las autoridades militares de la zona, partió de la base más próxima un avión, no encontrando nada destacable en el lugar de los hechos. No obstante, los numerosos testigos reafirmaron su avistamiento, y así se mantuvieron siempre en esa certeza.
LAS ZONAS MAS CALIENTES
Además de las áreas que ya hemos mencionado como posible lugar de ubicación de bases submarinas de OVNIs, las estadísticas hacen pensar en la existencia de otras en las que igualmente abundan testimonios y documentos referentes a salidas y entradas de extraños objetos voladores en el mar, y avistamientos de estructuras, algunas semejantes a las que ya hemos descrito, que serían las verdaderas bases de las que los pequeños OVNIs partirían para sus pequeños viajes, y a las que, finalizados éstos, regresarían al fin.
Uno de estos puntos está situado en el Mar del Diablo, en el océano Pacífico, en el que, además de haberse producido numerosas desapariciones de barcos y aviones - como en el famoso "triángulo de las Bermudas"- las observaciones de OVNIs relacionados con las aguas marinas se prodigan de manera extraordinaria. Algunas verdaderamente curiosas, como la que se produjo desde el barco japonés "Kitsukawa Maru", el 19 de abril de 1957, por la mañana. Navegaba el barco en dirección a Japón, cuando se produjo el avistamiento de dos objetos plateados, discoidales, de aproximadamente 10 metros de diámetro. Descendieron con extraordinaria rapidez y fueron a hundirse en las aguas muy cerca del buque. La situación geográfica a la que se produjo el hecho es altamente significativa: exactamente en el mismo borde de la fosa submarina que bordea Japón, con una media de profundidad que oscila en torno a los 8.500 metros. Un buen lugar para ocultarse y estar bien protegidos, sin duda.
Igualmente, en el golfo de Tailandia se producen abundantes avistamientos los más significativos fueron, sin duda, los de marzo de 1967, mes en que los testigos hablaron de "dobles ruedas" que giraban cada una en sentido contrario a la otra. Eran unas grandes ruedas, de casi una milla de diámetro - algo en verdad descomunal -, con brazos radiales o en espiral, que nos hacen recordar la estructura del inquietante edificio submarino visitado por los contactados de las islas Canarias. En algunas ocasiones, estas ruedas dieron la sensación de desplazarse a escasa altura de la superficie del agua, aunque la mayoría de los testimonios insisten en que lo hacían por debajo del agua, debiéndose el error a un efecto óptico.
Considerando todos los testimonios que hemos recogido en esta página - que con una cantidad mínima en la extensa casuística de posibles OSNIs, pero que pueden servirnos de muestrario - no es descabellado pensar que, muy posiblemente, incluso probablemente, existan en nuestros fondos marinos y oceánicos construcciones que correspondan a lo que en términos terrestres conocemos como bases, o cuarteles generales. No resultaría lógico que, tras llevar a cabo viajes a través de distancias tan desmesuradas que se miden por años luz, nuestros visitantes del Cosmos tuvieran que regresar a su lugar de origen ante cualquier problema que se les presentara. Otra cosa es afirmar, como algunos investigadores muy atrevidos hacen, que los mares estén plagados de este tipo de asentamientos. Deben ser a modo de avanzadillas, albergues, estaciones y almacenes, y laboratorios también, en los que se facilita la labor que han venido a desarrollar entre nosotros los tripulantes de los OVNIs. Un nuevo enigma que viene a sumarse a los ya muchos que ofrece el fenómeno OVNI a los investigadores y curiosos.
Con los comentarios a estas supuestas bases submarinas, ya tenemos un panorama bastante completo de la fenomenología que provoca la presencia de los OVNIs. Pero continuamos sin saber lo que más nos interesa: qué pretenden de nosotros. Hasta que no se pongan definitivamente de manifiesto, y de una manera palmaria, las intenciones que obligan a los tripulantes de las naves extraterrestres a acercarse a nuestro planeta, la clave del enigma estará oculta. Tal vez deba ser así, y nunca lleguemos a descubrirla. O quizá el día menos pensado podamos llegar a comprender todo lo que significa la presencia de los OVNIs en nuestro cielo y en nuestro futuro.
http://mpfiles.com.ar/ovni/osnis.htm
http://www.mundoparanormal.com/docs/enigmas/san_borondon.html
Las Islas Canarias son siete... y sin embargo, se busca una octava isla. Se trata de la isla fantasma, la isla misteriosa, la isla de San Borondón. San Borondón es la forma canaria de Saint Brendan o Saint Brandan de Clonfert (480-576 d.C.), monje irlandés, protagonista de uno de las leyendas más famosas de la cultura celta: el viaje de San Brendano o Brandano a la Tierra Prometida de los Bienaventurados, las islas de la Felicidad y la Fortuna
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